Autor: Laura McKinney
Fecha De Creación: 1 Abril 2021
Fecha De Actualización: 16 Mayo 2024
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5 errores en los que caen los padres exigentes
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Ideas para prevenir problemas en la educación por parte de padres con altas expectativas.

Criar y educar bien a un niño no es fácil. Aunque la mayoría de los padres quieren lo mejor para sus hijos, no todas las asignaturas funcionan de la misma manera las diferentes formas de educar. Así, las estrategias educativas utilizadas no siempre son las más adecuadas para lograr la autonomía y el correcto desarrollo de un niño.

Sobreprotección, autoritarismo, ambigüedad… todo esto puede llevar a que los niños se formen una idea de la realidad que puede o no servir para su correcta adaptación a las circunstancias vitales en las que viven. Entre todas estas características de los diferentes tipos de educación podemos encontrar la exagerada demanda, que puede causar varios problemas en los niños. Por esta razón, este artículo se centrará en los padres exigentes y las siete cosas en las que están equivocados.


Exigir demasiado: cuando la disciplina y el esfuerzo van demasiado lejos

Hay formas muy diferentes de educar. El patrón de comportamiento que usamos al educar a nuestros hijos, la forma en que los padres y los niños interactúan, cómo se les enseña, se refuerza, se motiva y se expresa es lo que se llama estilo parental.

Es común que, en una sociedad cada vez más líquida y dinámica, muchas familias opten por intentar inculcar la disciplina en su progenie, tratando de inculcar una cultura del esfuerzo y motivar a sus hijos para que siempre aspiren al máximo y busquen alcanzar la perfección. Este tipo de padres tienden a exigir que sus crías sean activas, hagan el mejor esfuerzo posible y lograr todos los objetivos que se les proponen de la manera más eficiente posible.

Los padres demasiado exigentes tienden a tener un estilo parental autoritario, caracterizado por tener un básicamente unidireccional y poco expresivo tipo de comunicacion, con una jerarquía clara y proporcionando reglas claras y rígidas, otorgando poca autonomía al niño y presentando un alto nivel de control y altas expectativas de los mismos. Sin embargo, aunque la disciplina y el esfuerzo son importantes, un exceso de exigencia puede ocasionar dificultades en el desarrollo psicoemocional de los niños, como las que se pueden ver a continuación.


7 errores comunes derivados de las altas exigencias de los padres

Usar el requisito ocasionalmente como una forma de aumentar el rendimiento puede resultar eficaz. Sin embargo, si se trata de un patrón de conducta consistente y no se acompaña de una comunicación eficiente y expresión coherente de sentimientos, en algunas materias este estilo educativo puede contribuir a provocar diferentes problemas de adaptación.

Algunos de los errores que cometen los padres especialmente exigentes Incluya lo siguiente.

1. La sobreextensión no aumenta el rendimiento

Si bien promover el esfuerzo y mejorar los resultados puede ser útil para aumentar el rendimiento de manera oportuna, mantener un alto nivel de demanda a lo largo del tiempo puede tener el efecto contrario: el rendimiento puede disminuir por pensar que no es suficiente, o por la búsqueda perseverante de una mejora en los resultados obtenidos.

2. Intolerancia a los errores

Es común que los padres exigentes no refuercen suficientemente los esfuerzos de sus hijos, notando sin embargo la presencia de algunos errores. Por eso, la idea que se transmite a los niños es que el error es algo malo, que hay que evitarlo. Un intolerancia al error está así formado, que puede conducir al siguiente punto, el nacimiento del perfeccionismo.


3. Un exceso de perfeccionismo no es bueno

Un exceso de exigencia en la infancia puede hacer que los niños sientan que lo que hacen nunca es suficiente, que no se sientan satisfechos con lo que hacen a lo largo de su vida. Así, estas personas desarrollan la necesidad de esforzarse al máximo, buscando la perfección. A la larga, esto significa que la gente no termina las tareas, ya que los repiten una y otra vez para mejorarlos.

4. Se crean expectativas irrealizables

Creer en las posibilidades propias y de los demás es bueno. Sin embargo, estas expectativas deben ser realistas. Las esperanzas que son demasiado elevadas e irrealizables causan frustración por la incapacidad de satisfacerlas, lo que a su vez puede conducir a una autopercepción negativa de las propias habilidades.

5. Exigir mucho puede provocar inseguridad y baja autoestima

Si la demanda no va seguida del reconocimiento del esfuerzo realizado, el niño no sentirá que sus esfuerzos han valido la pena. A la larga, pueden desarrollar graves problemas de ansiedad y depresión, así como desamparo aprendido al pensar que sus esfuerzos no cambiarán el resultado final.

6. Concentrarse en cumplir puede causar falta de automotivación

Hacer que un niño se concentre demasiado en lo que debe hacer puede hacer que ignore lo que quiere hacer. Si esta situación persiste, dicho niño en la edad adulta presentará bloqueos emocionales y incapacidad o dificultad para motivarse a sí mismo, porque no han terminado de desarrollar sus propios intereses en la infancia.

7. Puede causar problemas en las relaciones personales.

Los hijos de padres muy exigentes tienden a aprender el nivel de exigencia de sus padres y a reproducirlo en el futuro. De esta forma, puede resultarles más difícil socializar debido a la alto nivel de exigencia que pueden presentar tanto hacia ellos mismos como hacia otras personas en sus relaciones.

Recomendaciones para evitar estos errores

Los aspectos citados hasta ahora se deben principalmente a la presencia de altas presiones y expectativas, intolerancia a los errores y falta de refuerzo de la propia conducta. Sin embargo, el hecho de ser un padre exigente no implica necesariamente que estos problemas aparezcan, y Puede evitarse con suficiente comunicación y expresión emocional.. Algunos consejos o recomendaciones a la hora de evitar los déficits indicados podrían ser los siguientes.

Acompañar mejor que instruir

La presión que sienten estos niños es muy alta, a veces sin poder hacer lo que les gustaría hacer al nivel que sus seres queridos desearían. Para evitar esto, se recomienda que las expectativas transmitidas a los niños sean realistas y se ajusten a las capacidades demostradas por el menor, evitando el extremismo.

Con respecto a la intolerancia a los errores, esto no ocurre si al niño en cuestión se le enseña que cometer errores no es malo o no significa fracaso, sino una oportunidad para mejorar y aprender. Y que incluso en el caso de fracaso, esto no implica que dejen de amarlos.

Valorar su esfuerzo y no sus logros

Gran parte del problema que produce este tipo de educación es la falta de valoración del esfuerzo realizado. La solución es considerar la importancia del esfuerzo realizado por los niños, independientemente de los resultados, y ayudar a que este esfuerzo se materialice. Esto es especialmente importante cuando el niño realiza correctamente una actividad, en la que en ocasiones no se felicita como algo normal y esperado.

La confianza en las habilidades de los niños es fundamental con el fin de motivarlos y aumentar su autoestima. Para no devaluar las capacidades de los niños, se recomienda que si hay algo que quieres corregir, intentes indicarlo de forma positiva y sin incurrir en críticas, o en absoluto, enfocarlo en la actividad o el objetivo a .

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