Autor: Laura McKinney
Fecha De Creación: 1 Abril 2021
Fecha De Actualización: 16 Mayo 2024
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El mito de la cueva de Platón (significado e historia de esta alegoría) - Psicología
El mito de la cueva de Platón (significado e historia de esta alegoría) - Psicología

Contenido

Una metáfora que intenta explicar la doble realidad que percibimos.

El mito de la cueva de Platón es una de las grandes alegorías de la filosofía idealista que tanto ha marcado la forma de pensar de las culturas occidentales.

Entenderlo significa conocer los estilos de pensamiento que durante siglos han sido dominantes en Europa y América, así como los fundamentos de las teorías de Platón. Veamos en qué consiste.

Platón y su mito de la cueva

Este mito es una alegoría de la teoría de las ideas propuesta por Platón, y aparece en los escritos que forman parte del libro La República. Es, básicamente, la descripción de una situación ficticia que ayudó a comprender la forma en que Platón concibe la relación entre lo físico y el mundo de las ideasy cómo nos movemos a través de ellos.


Platón comienza hablando de unos hombres que permanecen encadenados al fondo de una cueva desde su nacimiento, sin haber podido nunca salir de ella y, de hecho, sin la capacidad de mirar atrás para comprender el origen de esas cadenas.

Así, siempre permanecen mirando una de las paredes de la cueva, con las cadenas pegadas a ellos desde atrás. Detrás de ellos, a cierta distancia y colocada algo por encima de sus cabezas, hay una hoguera que ilumina un poco la zona, y entre ella y los encadenados hay un muro, que Platón equipara a los trucos de los tramposos y embaucadores. para que sus trucos no se noten.

Entre el muro y el fuego hay otros hombres que llevan consigo objetos que sobresalen del muro, de modo que su sombra se proyecta en la pared que contemplan los encadenados. De esta forma, ven la silueta de árboles, animales, montañas a lo lejos, personas que van y vienen, etc.

Luces y sombras: la idea de vivir en una realidad ficticia

Platón sostiene que, por extraña que sea la escena, esos hombres encadenados que describe se parecen a nosotros seres humanos, ya que ni ellos ni nosotros vemos más que esas sombras falaces, que simulan una realidad engañosa y superficial. Esta ficción proyectada por la luz de la hoguera los distrae de la realidad: la cueva en la que permanecen encadenados.


Sin embargo, Si uno de los hombres se liberara de las cadenas y mirara hacia atrás, estaría confundido y molesto por la realidad. : la luz del fuego le haría apartar la mirada y las figuras borrosas que pudiera ver parecerían menos reales que las que podía ver. sombras que has visto toda tu vida. De manera similar, si alguien obligara a esta persona a caminar en la dirección del fuego y pasarlo hasta que salieran de la caverna, la luz del sol los molestaría aún más y querrían regresar al área oscura.

Para poder captar la realidad en todos sus detalles, habría que acostumbrarse a ella, dedicar tiempo y esfuerzo a ver las cosas como son sin ceder a la confusión y la molestia. Sin embargo, si en algún momento regresaba a la cueva y volvía a encontrarse con los hombres encadenados, permanecería ciego por falta de luz solar. Del mismo modo, cualquier cosa que pudiera decir sobre el mundo real sería recibido con desprecio y desprecio.

El mito de la cueva hoy

Como hemos visto, el mito de la caverna reúne una serie de ideas muy comunes para la filosofía idealista: la existencia de una verdad que existe independientemente de las opiniones de los seres humanos, la presencia de constantes engaños que nos hacen alejarnos de ella. verdad, y el cambio cualitativo que implica acceder a esa verdad: una vez que se conoce, no hay vuelta atrás.


Estos ingredientes también se pueden aplicar al día a día., concretamente a la forma en que los medios de comunicación y las opiniones hegemónicas moldean nuestros puntos de vista y nuestra forma de pensar sin que nos demos cuenta. Veamos cómo las fases del mito de la cueva de Platón pueden corresponder a nuestras vidas actuales:

1. Trucos y mentiras

Los engaños, que pueden surgir de la voluntad de mantener a otros con poca información. o por falta de progreso científico y filosófico, encarnaría el fenómeno de las sombras que desfilan por la pared de la cueva. En la perspectiva de Platón, este engaño no es exactamente el fruto de la intención de alguien, sino la consecuencia de que la realidad material es solo un reflejo de la verdadera realidad: la del mundo de las ideas.

Uno de los aspectos que explica por qué la mentira tiene tanta repercusión en la vida del ser humano es que, para este filósofo griego, se compone de lo que parece evidente desde un punto de vista superficial. Si no tenemos ninguna razón para cuestionar algo, no lo hacemos y su falsedad prevalece.

2. Liberación

El acto de liberarse de las cadenas serían los actos de rebelión que solemos llamar revoluciones, o cambios de paradigma. Por supuesto, no es fácil rebelarse, ya que el resto de la dinámica social va en sentido contrario.

En este caso no sería una revolución social, sino individual y personal. Por otro lado, la liberación significa ver cuántas de las creencias más internalizadas flaquean, lo que produce incertidumbre y ansiedad. Para hacer desaparecer este estado, es necesario seguir avanzando en el sentido de descubrir nuevos conocimientos. No es posible quedarse sin hacer nada, según Platón.

3. La ascensión

La ascensión a la verdad sería un proceso costoso e incómodo que implica dejar ir profundamente sostenido creencias. Por ello, se trata de un gran cambio psicológico que se refleja en la renuncia a las viejas certezas y la apertura a las verdades, que para Platón son el fundamento de lo que realmente existe (tanto en nosotros como a nuestro alrededor).

Platón tuvo en cuenta que el pasado de las personas condiciona la forma en que experimentan el presente, y por eso asumió que un cambio radical en la forma de entender las cosas tenía que conducir necesariamente al malestar y al malestar. De hecho, esta es una de las ideas que tiene claro en su manera de ilustrar ese momento a través de la imagen de alguien que intenta salir de una cueva en lugar de quedarse quieto y que, al llegar al exterior, recibe la luz cegadora de la habitación. . realidad.

4. El regreso

El regreso sería la última fase del mito, que consistiría en la difusión de nuevas ideas, que por impactantes pueden generar confusión, desprecio u odio por poner en tela de juicio los dogmas básicos que estructuran la sociedad.

Sin embargo, como para Platón la idea de verdad se asoció con el concepto de bien y bien, la persona que ha tenido acceso a la realidad auténtica tiene la obligación moral de hacer que los demás se liberen de la ignorancia, por lo que debe difundir su conocimiento.

De la misma manera que su maestro, Sócrates, Platón creía que las convenciones sociales sobre lo que es el comportamiento apropiado están subordinadas a la virtud que proviene de alcanzar el conocimiento verdadero. Por eso, aunque las ideas de quienes regresan a la cueva son impactantes y generan ataques por parte de otros, el mandato de compartir la verdad los obliga a confrontar estas viejas mentiras.

Esta última idea hace que el mito de la cueva de Platón no sea exactamente una historia de liberación individual. Es una concepción del acceso al conocimiento que comienza desde una perspectiva individualista, sí: es el individuo quien, por sus propios medios, accede a la verdad a través de una lucha personal contra las ilusiones y los engaños, algo frecuente en enfoques idealistas que se basan en las premisas del solipsismo. Sin embargo, una vez que el individuo ha llegado a esa fase, debe llevar el conocimiento al resto.

Por supuesto, la idea de compartir la verdad con otros no fue exactamente un acto de democratización, como podríamos entenderlo hoy; era simplemente un mandato moral que emanaba de la teoría de las ideas de Platón y que no tenía por qué traducirse en una mejora de las condiciones materiales de vida en sociedad.

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